VIAJE A LA CUNA DEL PAISAJISMO FRANCÉS



El Palacio de Vaux-le-Vicomte es un lugar relativamente tranquilo comparado con otros grandes monumentos de Francia. Suele quedar a salvo de las oleadas de turistas que, tras pasar unos días en París, normalmente prefieren dedicar su tiempo a visitar Versalles, Chartres,  o como mucho Fontainebleau. Sin embargo, es uno de los lugares más interesantes que uno puede visitar en los alrededores de París.
El Château y los jardines de Vaux-le-Vicomte fueron construidos por Nicolás Fouquet, superintendente de finanzas de Luis XIV. Fouquet, de orígenes modestos, había logrado amasar una inmensa fortuna, en opinión de la mayoría por sus propios méritos y en opinión de otros, a costa del erario público. El caso es que, con independencia de cuál fuera el origen de su dinero, nuestro personaje decidió rodearse de belleza mediante la construcción de una espléndida residencia en Vaux.




Fouquet se caracterizó por sus esplendidez y por una marcada sensibilidad para con el arte y la belleza. Según todos los testimonios tenía una personalidad arrolladora en la que confluían la eficacia en la gestión, la creatividad y una empatía natural con cualquiera que fuera su interlocutor. Fue mecenas de famosos poetas y dramaturgos  y en general, amigo y protector de numerosos artistas. Así pues, encargó la construcción de Vaux a un equipo de artistas excepcional: el arquitecto Luis Le Vau, el pintor Charles Le Brun y el paisajista André Le Nôtre, que al diseñar Vaux Le Vicomte crearon un modelo arquitectónico y paisajístico que fue la partida de nacimiento del palacio y el jardín de estilo francés.
Según muchos autores, el culmen de la gloria de Fouquet y el comienzo de su desgracia coincidieron en un mismo momento: la noche del 17 de agosto de 1661. Ese día Fouquet organizó una magnífica fiesta para celebrar la ansiada visita a su residencia de Luis XIV. No escatimó ningún gasto: obras de teatro creadas y dirigidas por Moliere para la ocasión, fuegos artificiales, fuentes, paseos en barca por los canales, alardes gastronómicos… todo para agasajar a su Rey.




Sin embargo, tanta magnanimidad produjo el efecto contrario al esperado. El Rey, abrumado por tanta riqueza y ostentación y azuzado por Colbert -al que la envidia le devoraba y que deseaba vivamente el puesto de Fouquet y que finalmente acabaría ocupando-, quedó convencido de que tanta riqueza no podría haberla obtenido Fouquet sino apoderándose de los recursos públicos.
El caso Fouqet no estaba muy claro a los ojos de la justicia. De hecho, no falta quien defiende que fue inocente de todos los cargos que le imputaron. Pero lo cierto es que, ante la duda, el Rey ordenó su detención y pocos días después, sus bienes fueron confiscados y Fouquet encarcelado hasta su muerte.

En cuanto al equipo de artistas contratados por Fouquet para levantar Vaux, corrieron mejor suerte, ya que el propio Luis XIV, que siempre admiró la inteligencia de Nicolás Fouquet, los contrató para diseñar y construir otro palacio y otro jardín que hoy se conocen universalmente: Versalles.