Los Paisajes y la Vida: El Temerario camino del desguace



He querido comenzar este Blog sobre Los Paisajes y la Vida comentando uno los cuadros que más admiración me despierta - al menos, en este momento -. Se trata de un conocido cuadro del pintor inglés Joseph Mallord William Turner: “El valeroso Temerario remolcado hasta su último fondeadero para ser desguazado”.

Turner fue definido frecuentemente como el pintor del paisaje, y el paso del tiempo parece confirmar día a día esta afirmación. A diferencia de sus predecesores, su interés por el paisaje no queda limitado a una mera reproducción de lo exterior, sino que sus paisajes son la manifestación pictórica de las emociones generadas por la contemplación de la naturaleza o de las obras del hombre en su entorno natural. Es en esa visión personal donde radica su genialidad.

Hoy en día admitimos – incluso a nivel normativo en el propio Convenio Europeo del Paisaje-  que “paisaje” no es la realidad exterior, sino cómo valoramos esa realidad exterior. Es decir, no es lo que hay sino lo que se ve. En este punto Turner también fue un adelantado a su tiempo, plasmando plásticamente no sólo la mera realidad exterior sino la emoción producida por la contemplación de esa realidad.

Una de las obras de la producción de Turner que siempre me ha impactado es este conocido óleo sobre el navío Temerario: “The Fighting Temeraire tugged to her last Berth to be broken up”.

El Temerario pertenecía a esa clase de grandes veleros que fueron dueños de la mar durante siglos. Combatió en Trafalgar bajo el mando de Nelson, contribuyendo a alcanzar la victoria que sentaría las bases de lo que después sería el imperio británico. Sin embargo,Turner nos muestra al Temerario desprovisto de la gloria que un día alcanzara, abandonado por su tripulación, con el velamen recogido y siendo remolcado hacia el desguace.

El ocaso de la vida útil del navío se ve subrayado por el ocaso de la luz del poniente. Las formas pierden su precisión para ser relevadas por el color, que lo invade todo y se impone sobre todo lo demás. La bruma y un crepúsculo rojo con reflejos ocres se erigen en el brillante horizonte del acto final de la vida del Temerario y apuntan ya al comienzo de la abstracción.

El paisaje y el tema, objetivamente considerados desde una perspectiva práctica, no pueden ser más irrelevantes: Un barco viejo arrastrado por un remolcador por el río Támesis. Sin embargo, la aguda visión de Turner lo convierte en un tema universal: El inevitable fin de la vida de todo lo creado, el olvido de los héroes, el triunfo de la técnica del remolcador a vapor sobre la belleza del viejo velero, el final de los días de gloria… y la inmensidad de la Naturaleza como testigo de nuestra vida.

Pues bien, de igual modo que peculiar visión de Turner introdujo una revolución en el modo de entender el paisaje en la pintura, el Convenio Europeo del Paisaje ha introducido también un cambio de paradigma en el modo de entender socialmente el paisaje. A partir de ahora, será la peculiar visión de la población la que determine que es y qué no es paisaje. Y lo que es más importante, ya no sólo será paisaje lo “bonito” sino que, de igual modo que hizo Turner en su obra, también podrán ser valiosos los paisajes ordinarios e incluso los degradados, siempre que sean capaces de despertar nuestras emociones. Ahora solo falta saber que emociones despierta en nosotros nuestro paisaje.